martes, 19 de julio de 2016

Visita al recinto del R.O.A.

El martes 19 de julio, tras solicitar la visita a principio de mes, visitamos el Real Observatorio de la Armada (R.O.A.). Cuando terminamos el mapa hipsométrico nos dimos cuenta que el Observatorio se encontraba en la segunda zona más alta de San Fernando y que su altura, con mucha probabilidad, correspondería con afloramientos de litologías competentes.

La mañana se presentó gris y ventosa, lo cual en un principio lo vimos favorable; pero lo que no esperábamos es que nos pusiésemos empapados. Tras dar nuestros DNIs en el control de la entrada tuvimos que refugiarnos como pudimos hasta que cesase el fuerte aguacero que empezó a caer.

Tras el primer chaparrón dimos un salto y accedimos a la zona de vida de este emblemático e histórico lugar de nuestra ciudad. En la puerta del edificio principal nos estaba esperando Nicolás Calvo-Fernández, jefe de seguridad del observatorio, que nos recibió y nos dio la bienvenida. Acto seguido nos presentó a D. Antonio Pazos, jefe de la Sección de Geofísica del R.O.A., quién nos facilito el acceso al sótano del ala Este del edificio principal y se ofreció amablemente para cualquier ayuda que nos pudiese prestar durante nuestra visita (lo cual agradecimos sinceramente).

Nuestra primera parada fue junto al aljibe de Torre Chica. Allí pudimos apreciar que, efectivamente, la zona más alta de el Observatorio correspondían a afloramientos de conglomerados conchíferos de naturaleza calcárea similares a los que afloran en otras zonas de nuestra ciudad. Pudimos comprobar que estas litologías competentes sirven de cimientos tanto de Torre Chica como a Torre Alta. Posteriormente nos pateamos los alrededores de Torre Alta observando litologías y midiendo estratificaciones (resguardándonos puntualmente en los edificios aledaños por la intermitente lluvia).


Nos sorprendió gratamente los buenos afloramientos que existían junto a Torre Chica
y su buen estado de conservación. Se trata de unos afloramientos de estratos muy
didácticos en los que se aprecia un claro buzamiento hacia el NW.


Nieves mide dirección y buzamiento de
 los estratos aflorantes en esta zona.


Detalle de la estratificación existente en las proximidades
 de Torre Chica: conglomerados  conchíferos (suprayacente)
 y niveles de arenas/areniscas (infrayacente).


Carmen vuelve a medir la estratificación a los 
mismos pies de Torre Chica.


En la cara Oeste de Torre Chica, en su misma base, hay
 buenos ejemplares de conglomerados conchíferos.

Jose toma nuevas mediciones de este paquete de 
conglomerados en la cara Oeste de Torre Chica

El S.G.T. observa cómo Torre Alta descansa literalmente
 sobre el paquete de conglomerados.


En esta fotografía, tomada en la cara Sur de Torre Alta, se aprecia el buzamiento
 de los estratos sobre los que se asienta esta centenaria edificación.


Más tarde salió el sol y nos dirigimos hacia el edificio principal. Lo rodeamos y vimos como los estratos de conglomerados que tomamos de referencia en Torrea Alta también afloraban a sus espaldas. Observamos como hacia el Control los materiales cambiaban y se hacía margosos. Debido a este cambio brusco, sin continuidad estratigráfica, dedujimos que se trataba de un contacto mecánico.

Jose mide la potencia de los estratos que aparecen detrás del ala Este del
 Edificio Principal. Obsérvese, a la izquierda de la fotografía, 
como se intuye un cambio de material.


Nieves y Carmen localizando en un plano del recinto del ROA dónde se 
han tomado anotación de dirección y buzamiento.


Por último, una cabo nos abrió la puerta del sótano y pudimos apreciar cómo la parte del edificio principal y la zona Oeste están cimentadas sobre afloramientos competentes, mientras que el extremo Este del mismo reposa sobre un material con mucha menos capacidad portante. De hecho nos comentaron que esta parte del edificio tuvo que ser demolida por sus constantes problemas de asentamientos.

 Puerta de acceso al sótano del extremo más oriental del Edificio Principal.



En el fondo de este habitáculo, a ambos lados, se puede 
apreciar cómo se han independizado las cimentaciones
 de esta parte del edificio con el resto (a modo
 de "junta de dilatación").



Detalle de la zanja de unos 50 cm de ancho por unos 4'5 de 
profundidad que separa las litologías más competentes, sobre
 las que se asienta la mayor parte del edificio principal, de los
 materiales margosos que aparecen en la zona ajardinada
 que se encuentra en la pendiente de acceso al mismo.


No podíamos irnos de aquí sin fotografiarnos en la fachada 
principal de este magnífico edificio cuya importancia, 
tanto histórica como científica, todavía no es lo 
suficientemente valorada por los 
habitantes de nuestra ciudad.


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