El martes 19 de julio,
tras solicitar la visita a principio de mes, visitamos el Real
Observatorio de la Armada (R.O.A.). Cuando terminamos el mapa
hipsométrico nos dimos cuenta que el Observatorio se encontraba en
la segunda zona más alta de San Fernando y que su altura, con mucha
probabilidad, correspondería con afloramientos de litologías
competentes.
La mañana se presentó
gris y ventosa, lo cual en un principio lo vimos favorable; pero lo
que no esperábamos es que nos pusiésemos empapados. Tras dar
nuestros DNIs en el control de la entrada tuvimos que refugiarnos
como pudimos hasta que cesase el fuerte aguacero que empezó a caer.
Tras el primer chaparrón
dimos un salto y accedimos a la zona de vida de este emblemático e
histórico lugar de nuestra ciudad. En la puerta del edificio
principal nos estaba esperando Nicolás Calvo-Fernández, jefe de
seguridad del observatorio, que nos recibió y nos dio la bienvenida.
Acto seguido nos presentó a D. Antonio Pazos, jefe de la Sección de
Geofísica del R.O.A., quién nos facilito el acceso al sótano del
ala Este del edificio principal y se ofreció amablemente para
cualquier ayuda que nos pudiese prestar durante nuestra visita (lo
cual agradecimos sinceramente).
Nuestra primera parada
fue junto al aljibe de Torre Chica. Allí pudimos apreciar que,
efectivamente, la zona más alta de el Observatorio correspondían a
afloramientos de conglomerados conchíferos de naturaleza calcárea
similares a los que afloran en otras zonas de nuestra ciudad. Pudimos
comprobar que estas litologías competentes sirven de cimientos tanto
de Torre Chica como a Torre Alta. Posteriormente nos pateamos los
alrededores de Torre Alta observando litologías y midiendo
estratificaciones (resguardándonos puntualmente en los edificios
aledaños por la intermitente lluvia).
Nos sorprendió gratamente los buenos afloramientos que existían junto a Torre Chica
y su buen estado de conservación. Se trata de unos afloramientos de estratos muy
didácticos en los que se aprecia un claro buzamiento hacia el NW.
Nieves mide dirección y buzamiento de
los estratos aflorantes en esta zona.
Detalle de la estratificación existente en las proximidades
de Torre Chica: conglomerados conchíferos (suprayacente)
y niveles de arenas/areniscas (infrayacente).
Carmen vuelve a medir la estratificación a los
mismos pies de Torre Chica.
En la cara Oeste de Torre Chica, en su misma base, hay
buenos ejemplares de conglomerados conchíferos.
Jose toma nuevas mediciones de este paquete de
conglomerados en la cara Oeste de Torre Chica
El S.G.T. observa cómo Torre Alta descansa literalmente
sobre el paquete de conglomerados.
En esta fotografía, tomada en la cara Sur de Torre Alta, se aprecia el buzamiento
de los estratos sobre los que se asienta esta centenaria edificación.
Más tarde salió el sol
y nos dirigimos hacia el edificio principal. Lo rodeamos y vimos como
los estratos de conglomerados que tomamos de referencia en Torrea
Alta también afloraban a sus espaldas. Observamos como hacia el
Control los materiales cambiaban y se hacía margosos. Debido a este
cambio brusco, sin continuidad estratigráfica, dedujimos que se
trataba de un contacto mecánico.
Jose mide la potencia de los estratos que aparecen detrás del ala Este del
Edificio Principal. Obsérvese, a la izquierda de la fotografía,
como se intuye un cambio de material.
Nieves y Carmen localizando en un plano del recinto del ROA dónde se
han tomado anotación de dirección y buzamiento.
Por último, una cabo nos
abrió la puerta del sótano y pudimos apreciar cómo la parte del
edificio principal y la zona Oeste están cimentadas sobre
afloramientos competentes, mientras que el extremo Este del mismo
reposa sobre un material con mucha menos capacidad portante. De hecho
nos comentaron que esta parte del edificio tuvo que ser demolida por
sus constantes problemas de asentamientos.
Puerta de acceso al sótano del extremo más oriental del Edificio Principal.
En el fondo de este habitáculo, a ambos lados, se puede
apreciar cómo se han independizado las cimentaciones
de esta parte del edificio con el resto (a modo
de "junta de dilatación").
Detalle de la zanja de unos 50 cm de ancho por unos 4'5 de
profundidad que separa las litologías más competentes, sobre
las que se asienta la mayor parte del edificio principal, de los
materiales margosos que aparecen en la zona ajardinada
que se encuentra en la pendiente de acceso al mismo.
No podíamos irnos de aquí sin fotografiarnos en la fachada
principal de este magnífico edificio cuya importancia,
tanto histórica como científica, todavía no es lo
suficientemente valorada por los
habitantes de nuestra ciudad.